11 febrero, 2011

Vale, no me equivocaba.
Esto empeora por momentos.

En este momento siento que podría tumbarme en la cama y morirme, la verdad. Tengo el cuerpo con una sensación de angustia increíble, me tiemblan las piernas y siento como si mi corazón hubiese estado de vacaciones hasta ahora mismo, y todo lo que le faltó por sentir me viniera de golpe. Es como si te metieran un puñetazo en la nuca, aderezado con unas patadas en el estómago.

Cuando menos me lo espero, termino llorando por cualquier cosa, me amargo al encontrarme absolutamente solo en mi casa sin más compañía que mi perrita Luna (que ahora mismo parece encontrar más interesante mordisquear mis calcetines viejos que estar un rato con su supuesto amo).

La inseguridad que antes dominaba mi vida, pero que había desaparecido, ha vuelto, más fuerte que nunca. Mi cabeza se niega a pensar en nada que no sea ella , aunque sufro de interferencias, en las cuales me quedo mirando la pared o el techo durante 5-10 minutos.

La echo muchísimo de menos.

Hoy no pondré ninguna canción, no estoy de ánimos, y el día tampoco se lo merece.

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